Formación Profesional, FP. ¿Qué os viene a la mente cuando se pronuncian estas siglas? Recuerdo, en la antigua EGB, la visión que teníamos en aquella época de los ciclos de FP: “Es para vagos, malos estudiantes, maleantes, no sirve para nada...” No nos planteábamos otra idea que no fuera acudir a la Universidad o empezar a trabajar en la empresa de algún conocido.
No teníamos ninguna información y las ideas preconcebidas que poseíamos eran las que nos habían creado nuestros compañeros o nuestros padres. FP no era lo adecuado, o es lo que nos transmitían.
Transcurridos unos años, en uno de esos trabajos que realizas mientras compaginas tus estudios universitarios, acudí a varios centros de FP. La tarea que desempeñaba era impartir una serie de charlas, con el objetivo de promover el espíritu emprendedor y detectar posibles alumnos para participar en el programa EmprendeJoven.
Fue entonces cuando mi pensamiento sobre la FP cambió: alumnos comprometidos, personas que disfrutaban con lo que hacían, ilusionadas, con ganas de “comerse el mundo” y poner en práctica, más allá de las aulas, todo lo aprendido.
Me sorprendió también los recursos con los que contaban los centros educativos para realizar los diferentes módulos: aulas técnicas que simulaban estudios de televisión, cocinas totalmente equipadas que no tenían nada que envidiar a las de los mejores restaurantes, diverso material electrónico para las prácticas en las distintas especialidades...
Durante esos dos o tres meses que estuve en contacto con este tipo de centros educativos, pude comprobar que la metodología que usaban tenía una premisa fundamental: la práctica primaba sobre la teoría y me planteé si realmente hice bien en acudir a la Universidad y estudiar una carrera, carrera que por otro lado, estaba a punto de finalizar.
La semana pasada, en un encuentro formativo para profesorado de FP en el que participamos, tuve la ocasión de conversar sobre este tema con algunos de los profesores que acudieron. Me indicaron que la realidad no eran tan idílica como la experiencia que les narraba pero que tampoco tan negativa como la visión inicial que tenía.
Todos coincidían en que la concepción de FP que tiene hoy la sociedad ha cambiado. En el alumnado se pueden encontrar personas que se matriculan en los módulos para retrasar su incorporación al mundo laboral, malos estudiantes, alumnos sin recursos económicos que buscan una salida en el aprendizaje de un oficio y gente muy válida para los estudios.
La diferencia entre unos y otros se hace más envidente en el perfil del estudiante de ciclo medio y de ciclo superior, estando más implicados estos últimos, según me comentaban los tutores.
El sistema educativo ofrece actualmente 140 titulaciones de Formación Profesional de Grado Medio y Superior, agrupadas en 22 familias profesionales.
Según la OCDE, hasta el 2008, la demanda de empleo de alumnos de Formación Profesional es superior a la de titulados universitsarios. No obstante, solamente 1 de cada 3 adolescentes que continúa su formación elige esta opción, ¿A que piensas que se debe?
Luis Artacho
Área Administración
www.gottraining.es
No teníamos ninguna información y las ideas preconcebidas que poseíamos eran las que nos habían creado nuestros compañeros o nuestros padres. FP no era lo adecuado, o es lo que nos transmitían.Transcurridos unos años, en uno de esos trabajos que realizas mientras compaginas tus estudios universitarios, acudí a varios centros de FP. La tarea que desempeñaba era impartir una serie de charlas, con el objetivo de promover el espíritu emprendedor y detectar posibles alumnos para participar en el programa EmprendeJoven.
Fue entonces cuando mi pensamiento sobre la FP cambió: alumnos comprometidos, personas que disfrutaban con lo que hacían, ilusionadas, con ganas de “comerse el mundo” y poner en práctica, más allá de las aulas, todo lo aprendido.
Me sorprendió también los recursos con los que contaban los centros educativos para realizar los diferentes módulos: aulas técnicas que simulaban estudios de televisión, cocinas totalmente equipadas que no tenían nada que envidiar a las de los mejores restaurantes, diverso material electrónico para las prácticas en las distintas especialidades...
Durante esos dos o tres meses que estuve en contacto con este tipo de centros educativos, pude comprobar que la metodología que usaban tenía una premisa fundamental: la práctica primaba sobre la teoría y me planteé si realmente hice bien en acudir a la Universidad y estudiar una carrera, carrera que por otro lado, estaba a punto de finalizar.
La semana pasada, en un encuentro formativo para profesorado de FP en el que participamos, tuve la ocasión de conversar sobre este tema con algunos de los profesores que acudieron. Me indicaron que la realidad no eran tan idílica como la experiencia que les narraba pero que tampoco tan negativa como la visión inicial que tenía.
Todos coincidían en que la concepción de FP que tiene hoy la sociedad ha cambiado. En el alumnado se pueden encontrar personas que se matriculan en los módulos para retrasar su incorporación al mundo laboral, malos estudiantes, alumnos sin recursos económicos que buscan una salida en el aprendizaje de un oficio y gente muy válida para los estudios.La diferencia entre unos y otros se hace más envidente en el perfil del estudiante de ciclo medio y de ciclo superior, estando más implicados estos últimos, según me comentaban los tutores.
El sistema educativo ofrece actualmente 140 titulaciones de Formación Profesional de Grado Medio y Superior, agrupadas en 22 familias profesionales.
Según la OCDE, hasta el 2008, la demanda de empleo de alumnos de Formación Profesional es superior a la de titulados universitsarios. No obstante, solamente 1 de cada 3 adolescentes que continúa su formación elige esta opción, ¿A que piensas que se debe?
Luis Artacho
Área Administración
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